En una anterior entrada conocimos la figura del Venerable Don Miguel de Mañara, impulsor de la Hermandad de la Caridad y del magnífico patrimonio con el que cuenta y que vamos a ir conociendo en profundidad, para empezar nos vamos a centrar en el aspecto arquitectónico de la Iglesia de San Jorge, sita en el barrio del Arenal, muy próxima a la Maestranza.
-Arquitectura
El arquitecto sevillano Pedro Sánchez Falconete (1587-1666), por aquel entonces maestro mayor de obras del Arzobispado y maestro de la ciudad de Sevilla el encargado de trazar y dirigir las obras de la nueva Iglesia de la Hermandad de la Caridad, la que posiblemente sea su traza más afamada.
Tras pasar por varios lugares la remad recala en la capilla extramuros de San Jorge, a principios del siglo XVI, en las Atarazanas Reales, que se quedó pequeña por la pujanza y aumento de los hermanos, que decidieron en Abril de 1640 construir una Iglesia mayor y elevarla para evitar las inundaciones, este cometido fue encargado como maestro de obras, como hemos mencionado anteriormente, a Pedro Sánchez Falconete.
Sánchez Falconete aprovecharía parte de la fábrica antigua, como un muro de las viejas Atarazanas góticas, y aunque los cimientos se abrieron de forma inmediata, la obra no marchó a buen ritmo por falta de liquidez, a pesar de su sencillez estructural, fue paralizada varias veces en los años siguientes; en 1659 se alcanzaban sólo las dos terceras partes, pues restaban la capilla mayor y la sacristía, y aunque prosiguió, se suspendió de nuevo en 1662 a la espera de que el monarca, dueño del inmueble, lo permitiera. Sólo tras el ingreso de Don Miguel de Mañara en la hermandad, en diciembre de ese año y ser nombrado hermano mayor de la misma en 1663, la Iglesia pudo concluirse.
El templo es de planta de cajón puro de nave única sin capillas laterales y cabecera recta, de fuerte resabio medieval, impuesto para adaptarse a una de las naves de las Atarazanas y según esquemas habituales con sacristía detrás de la capilla mayor, coro en alto a los pies, sobre triple arcada y armadura de madera tejada al exterior y falsa bóveda de cañón al interior, a una altura superior a los 15’8 metros, dispuesta en tramos rectangulares por fajones y lunetos, aunque con este sistema solo quedaron los tres primeros y el último, pues el espacio entre ellos sería modificado por Pedro López del Valle en 1664 con una media naranja elíptica. El alzado interior emplea retropilastras y pilastras corintias, doble entablamento y plástica cornisa, y a Sánchez Falconete hay que adscribir el diseño e inspiración de las yeserías más sobrias de cartones y cintas de plantilla.
La fachada queda vinculada a su proyecto original, plana y vertical como si fuera un retablo proto barroco, organizada en tres cuerpos, el inferior de menor desarrollo y con una portada triunfal de vano dintelado de recerco, así como semicolumnas toscazas sobre pedestales, que de forma pareja, oprimen hornacinas para las esculturas de Fernando III el Santo y San Hermenegildo.
Los cuerpos superiores, para las que confeccionó un túmulo de tres calles, con la central rehundida y con balcón, se articulan en edículos por pilastras y frontones para paneles cerámicos, en los mismos se representan a San Jorge, Santiago Apóstol, y las tres virtudes teologales: La Fe, La Esperanza y la Caridad.
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