jueves, 21 de julio de 2011

Santa María Magdalena representada en el arte. (I)

Se la representa con ropa elegante, o desnuda y cubierta sólo por sus largos cabellos, según si se quiere destacar su vida disoluta o la de penitente. Su atributo es un ungüento, al que se le añaden los atributos del eremita.

La Magdalena, Jan Van Scorel, 1528, Amsterdam, Rijksmuseum.
La imagen de María Magdalena sigue la tradición de la interpretación de Gregorio Magno, según la cual se identifican en ella las dos figuras de Magdalena: la que ungió los pies de Jesús en la casa de Simón el fariseo y la hermana de Lázaro y Marta de Betania. María Magdalena estaría por tanto presente en los evangelis en distintos episodios. Conocida pecadora, se presentó ante Jesús alojado en casa de Simón, para pedirle el perdón de sus pecados, le bañó sus pies con sus lágrimas, los secó con sus cabellos, y los perfumó con un ungüento. Este episodio, relacionado con el de Betania, cuando abrió un vaso de ungüento para honrar a Jesús cubriéndole con él, los pies y la cabeza, es una prefiguración y un anuncio de la muerte de Cristo. María de Magdala es, además, una de las tres mujeres que la mañana después del sábado se acercó al sepulcro para ungir el cuerpo de Cristo, y fué ella quién vió al resucitado antes que los apóstoles.
La iconografía de María Magdalena en la época, se centró en la figura de la perfumadora, mientras que después de la Contrareforma prevaleció la penitente.

Iconografía en la pintura:

Gloria de Santa María Magdalena, Domenico Zampieri, El Domenichinom hacia 1620, San Petersburgo, Hermitage 
En este cuadro, que representa la Leyenda Dorada, cuando María Magdalena vivía como eremita, era llevada cada día al cielo por los ángeles y además se incorpora la siguiente iconografía:
Los dos ángeles mayores portan un flagelo y  un hábito de eremita. El flagelo forma parte de los atributos del  penitente; también lo es de la Magdalena arrepentida. El hábito de eremita nos indica cómo vivió María Magdalena los últimos días de su vida. Además también porta el principal atributo de la Santa; el vaso con el ungüento que utilizó para perfumar los pies de Jesucristo.
El blanco y oro del hábito probablemente hacen referencia a los colores litúrgicos de la fiesta de la santa.



Conversión de la Magdalena, Guido Cagnacci, hacia 1660.1661, Pasadena, Norton Simon Museum.
Este cuadro representa de forma alegórica la conversión de la Magdalena. En él un ángel, representado de forma clásica y más eros, que mensajero divino, expulsa al demonio, personificación del pecado al que la Magdalena renuncia con la conversión.
En el suelo la Magdalena desnuda índica el deseo de despojarse de todo lo que formaba parte de su vida anterior. Las joyas abandonadas es señal de desprecio hacia la riqueza, y los vestidos ricos y seductores de los que se ha despojado, deseo de llevar una nueva vida.


Magdalena en la casa de Simón.
En este cuadro se representa la Cena en la que Simón el fariseo invitó a Jesús a su casa, y la Magdalena irrumpió durante el almuerzo, para bañar con lágrimas de arrepentimiento los pies de Cristo, secarlos con sus largos cabellos y posteriormente perfumarlos con ungüento. Simón muestra su descontento porque no entiende porqué Cristo aceptaba la presencia de una pecadora, mientras que Cristo le hace un gesto invitando a Simón a comprender y aceptar el sincero arrepentimiento de la mujer.

Magdalena Penitente o magdalena de las dos llamas, Georges de la Tour, 1538-1643, Nueva York, Metropolitan
En esta magnífica pintura se representa a la Santa con los cabellos sueltos, haciendo referencia al episodio en el que bañó de lágrimas los piés de Jesús y los secó con ellos; frente a un espejo, símbolo de la vanitas, motivo de meditación sobre la vanidad de las cosas terrenas, según el libro biblíco del Qohelet. En este espejo se refleja la llama de una vela que se consume, motivo de meditación sobre la brevedad de la vida.
Las joyas abandonadas con desprecio son un recuerdo de su vida anterior.
Sobre sus piernas porta una calavera, atributo del eremita y fuente de meditación sobre la muerte.


Magdalena, Caravaggio, hacia 1596-1597, Roma, Galeria Doria Pamphili.
En esta otra magnífica obra de Caravaggio, se representa a la santa en actitud de arrepentimiento y afligida, y nuevamente con el cabello suelto, las joyas abandonadas y el vaso del ungüento junto a ella.


La Crucifixión, Masaccio, Políptico de Pisa, hacia 1426, Nápoles, Capodimonte
En esta obra que representa la crucifixión de Ntro. Señor Jesucristo, Santa María Magdalena, aparece arrodillada  bajo la cruz, con los brazos alzados, símbolo del dolor que le produjo presenciar la muerte del Señor.
Su hábito rojo expresa simbólicamente la frágil humanidad que la condujo a pecar, a arrepentirse y a merecer el perdón.
Sobre la cruz de Cristo muerto, nace un árbol símbolo de la vida nueva que se origina tras su muerte por las redención de los hombres.


Aparición de Cristo a la Magdalena, Laurent de la Hyre, 1656, Grenoble, Musée de Grenoble
En esta obra, se representa a María Magdalena arrodillada ante Jesucristo resucitado, cuenta que esta estaba llorando la desaparición del cuerpo de Cristo, cuando oyó que la llamaban por su nombre, entonces le reconoció. Jesús impidió a la Magdalena que le tocara: antes debía de subir ante el Padre. La imagen de los dedos sobre la frente procede del hayazgo de la supesuta reliquia de piel de la frente de la Santa.
En un segundo plano un ángel sentado sobre el sepulcro vacíoes el que anunció a las mujeres la resurrección de Jesús.


Magdalena Penitente, Tizziano, 1523, Florencia, Palacio Pitti.
En esta representación de la Santa Penitente, nuevamente encontramos los cabellos sueltos y el vaso del ungüento.


Magdalena, Lucas Cranach el Viejo, 1525, Colonia, Wallraf-Richartz-Museum
En esta otra representación, nuevamente se muestra con cabellos largos y el vaso de ungüento entre sus manos, en el cielo se muestra el detalle de la Leyenda Dorada, en la que la Magdalena era ascendida a los cielos por ángeles.

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