A su biografía se atribuye el haber inspirado a Tirso de Molina el personaje de “el Don Juan” de uno de los grandes mitos de la literatura mundial: “El Burlador de Sevilla”. Autor del tétrico y profundo libro “Discurso sobre la verdad”, Mañara abandonó su casa para consagrarse por entero a cuidar enfermos incurables y con su fortuna fundó el hospital de la Caridad y culminó la Iglesia anexa de San Jorge, uno de los interiores más bellos del barroco español.
La Sevilla de Don Miguel de Mañara
“El Siglo XVII es el siglo del esplendor y de la decadencia, del orto y del ocaso, como lo definió el profesor Domínguez Ortiz. Estamos ante una centuria partida por la mitad que se quiebra cuando aparece el fantasma de la peste en 1649. El oro y la plata de las Indias dejan paso al miedo a la muerte. Así surgen las mejores obras del Barroco, un movimiento artístico inseparable de la contrarreforma y que dejará en Sevilla un patrimonio difícil de igualar en Europa. Por un lado el lujo y la ostentación. Por otro, la crisis económica demográfica y social que postrará a la ciudad en un estado de abatimiento del que tardaría siglos en recuperarse. Es el Siglo XVII. El siglo de Mañara, de Velázquez, de Martínez Montañés, de Mesa, de Alonso Cano, de Pedro Roldán...”
De “Historia de Sevilla”, Francisco Robles y Álvaro Pastor Torres. Signatura Ediciones. Sevilla 2006.
Su vida:
Miguel Mañara nace en Sevilla el 3 de marzo de 1627, en el seno de una destacada familia de mercaderes de Indias. Sus padres que consiguieron una grandiosa fortuna en el comercio con las Indias, dieron a su hijo una encumbrada posición.
Desde muy niño recibió una educación caballeresca, accediendo a la Orden de Calatrava con diez de años. A los trece, tras la muerte de sus hermanos mayores, se vio como heredero del importante patrimonio familiar, convirtiéndose en un joven ocioso y despreocupado. A la muerte de su padre, con veintiún años, casaría por poderes con doña Jerónima Carrillo de Mendoza, dedicando sus quehaceres a sus cargos de Provincial de la Santa Hermandad y de Alcalde Mayor de Sevilla, además de a sus negocios, que desarrollaba a través del consulado de mercaderes. Tras la muerte de su esposa en 1661, una honda crisis personal le hará cuestionarse su modo de vida, entrando en un proceso de profunda conversión y penitencia. Tras su disipada juventud sufre un súbito arrepentimiento que según cuenta una leyenda al ver pasar su propio entierro. Mañara aprecia la fugacidad de las cosas terrenales y despierta su interés por la vida religiosa, y tras un retiro vuelve a Sevilla para realizar aquella obra que fuera más del agrado de Dios y que satisficiera también a su exigente conciencia.
Retrato de Mañara, que se conserva en la Sala de Juntas de la Hermandad. obra de Juan de Valdés Leal |
Mañara dedicó el resto de su vida, a la realización de las obras de caridad al frente de la Hermandad, como la asistencia de enfermos y la sepultura de los muertos.
Su muerte, el 9 de mayo de 1679, a los cincuenta y dos años de edad, generó una auténtica conmoción y gran dolor en la ciudad, comenzando en 1680, a instancias del Arzobispo de Sevilla, los trámites para su beatificación. Fue declarado Venerable el 6 de julio de 1985 por S.S. Juan Pablo II.
Su obra “Discurso de la Verdad” que comienza con las palabras: “Memento homo quia pulvis es, et in pulverem reverteris” (recuerda hombre que polvo eres, y al polvo regresaras), fue publicada en 1778, habiéndose aprobado dos años antes por la Sagrada Congregación de Ritos en la causa de la beatificación de Mañara. Este es un breve pero profundo libro que intenta ahondar en la realidad de la vida y la muerte desde el sentido más religiosamente espiritual.
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